El autor y orador creyente S. D.
Gordon, dijo: “En la vida de todo hombre existe un trono. Y cuando el
yo o uno mismo está en el trono, Cristo está en la cruz. Pero cuando
Cristo está en el trono, el yo o uno mismo está en la cruz.” Existe algo
que usted acepta como lo mejor, que cautiva su atención, y que controla
su vida. Sus decisiones son tomadas en base a eso. El plan de Dios no
es que Cristo posea un lugar en su vida o que Él tenga prominencia en su
vida. Jesucristo merece e incluso demanda, preeminencia en su vida. Sin
refutación, sin rechazo, sin rival.¿Qué ocupa el trono de su vida:
usted mismo-? ¿Su familia? ¿Su posición? ¿Su hogar? ¿Sus posesiones? ¿Su
apariencia física? ¿Sus talentos? Pídale a Dios que le perdone por
tener algo o alguien en el trono que no sea Él. Pídale que le dé
fortaleza para arrepentirse y “re-entronarlo” a Él como Señor.
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