martes, 25 de diciembre de 2012

La Importancia del Nacimiento Virginal por John MacArthur

El relato de Mateo nos proporciona hasta el momento dos hechos indiscutibles. Uno, que María está embarazada; y dos, que José no es el padre del niño. Un tercer hecho crucial se manifiesta a través de una revelación angelical. El niño en el vientre de María fue concebido por el Espíritu Santo. Eso significa que María aún es virgen.
Pero, ¿cuál era la importancia del embarazo de María a pesar de que ella no había tenido relaciones con José o cualquier otro hombre? José probablemente hubiera pasado mucho tiempo tratando de contestar esa pregunta. Pero un mensajero divino le aclaró inmediatamente su declaración con estas palabras: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a Su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

El Ángel le dice a José que María tendría a un hijo. Y no cualquier hijo, sino Jesús, quien "salvará a Su pueblo de sus pecados." Dios eligió el nombre Jesús para Su Hijo porque su significado definía el propósito fundamental y primordial de Su venida a la tierra. Jesús es la forma griega del hebreo Josué, Jesúa que significa "Jehová salvará." El bebé que María había concebido por el poder del Espíritu Santo y que daría a luz de acuerdo al plan de Dios, crecería para dar testimonio de la Salvación del Padre y Él mismo sería esa salvación. Por Su propia muerte sacrificial en la Cruz y Su triunfante resurrección de la tumba, Él salvaría a los Suyos: a todos aquellos que se apartan del pecado y se arrepienten; y que reciben fe para comprender Su obra expiatoria.

Esta es la importancia del nacimiento virginal: puesto que Jesús fue concebido por medio del Espíritu Santo, Dios era Su Padre; Su linaje era Santo. Es por eso que Jesús fue capaz de salvar a Su pueblo de sus pecados. Esa es la buena nueva de la Navidad. ¡Regocíjese!

La simple anunciación por John MacArthur

Si usted no prestó suficiente atención, se le puede haber pasado una de las noticias más importantes del Nuevo Testamento: el milagroso nacimiento de Jesucristo. Mateo lo describió en un solo versículo. Una afirmación tan breve sugiere que nuestro Señor y Su nacimiento virginal no son simplemente una historia fabricada por el hombre.
Un autor humano, escribiendo por iniciativa propia, tendería a describir un evento tan extraordinario de manera más extensa, detallada y elaborada. Pero no así el apóstol Mateo; él agrega otras circunstancias que acompañaron al nacimiento virginal pero el hecho en sí, esta expresado en una simple oración: “Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.”

Mateo dedica los diecisiete versículos previos a la genealogía humana de Jesús, pero sólo esta parte de un versículo a Su genealogía divina. Como el Hijo de Dios, Jesús “descendió” de Su Padre Celestial por un acto milagroso y único del Espíritu Santo; más aún, el Espíritu Santo eligió anunciar esa sorprendente verdad con una breve declaración en una simple oración. Como todo lo que Dios hace, la frase de Mateo contiene un solemne tono de autenticidad. Por contraste, una mentira humana tendería a ser más exagerada, teniendo más material “convincente” que el que se precisó en esta versión inspirada por Dios.

La Escritura nos brinda poca información acerca de María y aún menos sobre José. María era sin duda una joven de Dios, probablemente nativa de Nazaret y de una familia relativamente pobre. José era el hijo de Jacobo (Mateo 1:16) y era un artesano -probablemente un carpintero (13:55). Lo más sobresaliente de él es que: “era justo” (1:19), con confianza salvadora en la llegada del Mesías.

Lo más seguro es que María y José fueran muy jóvenes cuando se comprometieron (“desposaron”). Ella quizás tuviera doce o trece años; y él, no mayor de quince o dieciséis. Algo habitual en esa cultura. Otro aspecto dentro de la costumbre en ese compromiso judío, era su naturaleza vinculante –la sociedad consideraba a ese hombre y esa mujer casados legamente, a pesar de que la ceremonia formal y la consumación fuera un año después. El propósito del tiempo de compromiso, era asegurar la fidelidad de ambos cuando tuvieran poco o ningún contacto social entre ambos.

María y José se abstuvieron fielmente de tener relaciones sexuales durante su período de compromiso, tal como requería el contrato. Eso también estaba de acuerdo con la alta consideración de la Biblia respecto a la pureza sexual; y a los mandamientos de Dios a la abstinencia sexual antes de la ceremonia de matrimonio y para la fidelidad sexual posterior. Por lo tanto, la virginidad de María era un importante factor de su santidad.

Sin embargo, la virginidad de Maria protegía algo mucho más importante que su propia moralidad y su santa reputación. Aseguraba la deidad de Cristo y apoyaba la veracidad de Su enseñanza y trabajos como el Hijo de Dios. Si Jesús hubiera sido concebido por medios naturales -con José o alguien más como padre- Él no habría sido Dios y no habría sido un verdadero Salvador de pecadores. Pero sabemos que eso es absolutamente contario a lo que Dios enseña.

El apóstol Pablo, por ejemplo, fue muy claro y conciso cuando reiteró la verdadera naturaleza de la Encarnación: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer” (Gálatas 4:4). Pablo no menciona a un padre humano porque de acuerdo con el Plan Divino, Dios era Su Padre. Jesús tenía una madre humana (María) para que pudiera ser hombre y se pudiera identificar con lo que significa ser humano (Filipenses 2:5-7; Hebreos 4:15). Y tenía Paternidad Divina para poder vivir una vida sin pecado, cumpliendo de manera perfecta la ley de Dios por nosotros, siendo el sacrificio perfecto para nuestros pecados.

Es cierto que a pesar de los siglos transcurridos después de la Inspiración Divina del Evangelio de Mateo, quien declara que Jesús nació de una virgen, Su concepción milagrosa sigue siendo imposible de comprender a través de la razón humana. Dios optó por no explicarnos los detalles, así como eligió no explicar la creación del universo de la nada, o el modo preciso por el que puede ser Dios en tres Personas. Dios quiere que los creyentes aceptemos muchos de los elementos esenciales del cristianismo por fe. El entendimiento completo tendrá que esperar hasta que estemos en el cielo: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.” (Primera Corintios 13:12).

El extraordinario nacimiento de Jesús por John MacArthur

En la Biblia, existen antecedentes de nacimientos extraordinarios. Como parte del Pacto Abrahamico, Dios prometió enviar un hijo a Abraham y Sarah (Génesis 17:19-22). Ambos eran mayores, y habían pasado la edad fértil para tener hijos, y se rieron ante la perspectiva de convertirse en padres; sin embargo, fueron testigos finalmente de la milagrosa llegada de su hijo Isaac (Génesis 21:1-3). En Jueces 13, un Ángel del Señor dijo a Manoa y a su esposa estéril que tendrían un hijo especial. Fiel a las palabras del mensajero celestial, Sansón llegó al mundo; y por un tiempo liberó a los Israelitas de la opresión de los filisteos.
Samuel, el primer profeta, juez final y quien designaba a reyes, también demostró en su nacimiento el poder providencial de Dios. Fue la respuesta a las fieles y perseverantes oraciones de su piadosa madre, Ana, quien no tenía hijos hasta entonces. La madre de Juan el Bautista, Elizabeth, tampoco pudo tener hijos hasta que Dios intervino misericordiosamente cuando ella era mayor de sesenta  años, y la convirtió en la madre del precursor de Cristo (Lucas 1:15-17, 76-79). Pero ninguno de esos nacimientos especiales fue tan sorprendente como el nacimiento del Hijo de Dios, nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

A pesar de que el nacimiento virginal de Jesús está registrado de manera  clara y concisa en las Escrituras, la mente no creyente de la humanidad pecaminosa—resisten aceptar la verdad de su nacimiento virginal, y las doctrinas esenciales de la fe cristiana.

En primer lugar, antiguas mitologías y religiones del mundo falsifican el nacimiento virginal de Cristo con una proliferación de historias extrañas y paralelismos erróneos. Estas historias socavan y minimizan la singularidad y el profundo impacto del nacimiento de nuestro Señor. Satanás ha propagado muchas leyendas, todas con el fin de socavar la naturaleza del nacimiento de Cristo y engañar a las personas para que la vean como otro mito o algo que no es excepcional.

Además, la era científica y el surgimiento de teologías modernas y postmodernas durante los dos últimos siglos, han erosionado la confianza de muchos creyentes profesos en la realidad del nacimiento virginal. (Junto con esa tendencia, ha habido un notable descenso en el porcentaje de "cristianos" que creen en la deidad de Cristo). Pero ese pensamiento escéptico es tonto, y directamente contrario a la enseñanza explícita de los cuatro Evangelios, las Epístolas y el testimonio histórico de toda la iglesia temprana, de que Jesús no fue otro, que el Hijo de Dios nacido de la virgen.

Con esto en consideración, investigaremos las preguntas más importantes sobre el nacimiento de Cristo: ¿Qué enseñan las Escrituras acerca de Su nacimiento, y por qué es importante? Encontraremos las respuestas en esta serie de artículos. ¡Quédese cerca!