jueves, 6 de diciembre de 2012

Ver la realidad de una vida transformada - Hechos 28:30-31

El versículo de hoy muestra que, aunque Pablo estaba bajo arresto domiciliario "en una casa alquilada", siguió predicando. A pesar de las circunstancias, Pablo siguió haciendo lo que se le había llamado a hacer. 
 
Tal vez usted esté pensand No puedo ir y predicar el evangelio. No puedo ser evangelista, ni maestro bíblico. Estoy atado a mi trabajo. Pero no importa si usted está encadenado a un escritorio, a una línea de montaje en una fábrica, a un aula, a un vehículo o a un puesto de vendedor; todo eso brinda oportunidades de predicar el evangelio. Cuanto peor es su confinamiento, tanto mayor es la oportunidad de brillar con una vida de santidad. 

A menudo me dicen lo difícil que es dar testimonio en el centro laboral. Mi respuesta es que por lo general es más difícil dar testimonio en condiciones ideales que en una situación más difícil. Se debe a que en las situaciones difíciles la realidad de una vida transformada es más patente, y eso no puede menos que impresionar a quienes no la han experimentado.

En las Manos de Dios - 1 Pedro 5:7

No podemos aferrarnos a nada, ni siquiera a un hijo o hija, más que a nuestra confianza en Dios. Si de manera auténtica confiamos en la soberanía y poder de Dios, descansaremos en la seguridad de que nuestros hijos e hijas están tan seguros ante el peligro que en sus camas en casa. Por otro lado, si Dios permite que vayan antes que nosotros al cielo, ninguna protección impedirá tales circunstancias.
Rara vez experimentaremos la paz que buscamos sin rendirle a Dios aquello por lo que oramos. En última instancia nuestra consolación no puede venir de la seguridad de que Dios protegerá a nuestros hijos, por irónico que suene. Nuestra consolación viene al confiar en un Dios que permanece en completo control y que realizará sus propósitos incluso en las peores circunstancias. Eso no puede cambiar, aunque parezca que el mal haya ganado el día.