Las
armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para
la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que
se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo. 2 CORINTIOS 10:4-5
Hay muchas cosas en nuestra corrompida
sociedad que tratan de captar nuestra atención: el cine, la televisión,
los libros, la música, la ropa, los anuncios, y ahora el Internet; todo
está diseñado para captar las emociones. Por ejemplo, los expertos en
publicidad saben que comprar es en definitiva una decisión emocional.
Pocas personas conocen el funcionamiento mecánico del automóvil que se
anuncia y ni se interesan en eso; pero les impresiona si se parece a un
auto de carrera, si hay una linda muchacha detrás del volante, o si hay
otras carnadas emotivas incluidas en el anuncio.
Tenemos que
cuidar nuestra mente, nuestras emociones y nuestra voluntad. Tenemos que
buscar la voluntad de Dios meditando en su Palabra y permitiendo que su
voluntad sea la nuestra. Una mente indefensa, no controlada y obstinada
va a llenarse de malos deseos que resultarán en malas acciones. Debemos
controlar cómo reaccionan nuestras emociones y nuestra mente ante el
anzuelo tentador con el que se encuentran.