He tocado
más pintura fresca en las paredes, sólo por el hecho de haber un letrero en
ellas que decía “
No tocar: pintura fresca”.

Si tan solo
el letrero dijera “pintura fresca” no tocaría esa pared. Pero sólo por el hecho
de que dice “NO TOCAR”, la he tocado. Algo adentro de mí me incita a
tocarla. Se llama naturaleza
pecaminosa. Y los letreros no ayudan en
nada.
¿Habrá alguna esperanza? Sí que la hay. Se encuentra en Romanos 5:20:
“Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.”
¡No es esto
fantástico! La gracia eclipsa el pecado.
Lo supera y con ello trae esperanza.