Los
árboles de Navidad parecen tener su origen en las antiguas
celebraciones saturnales. Los romanos decoraban sus templos con verdor y
con velas. Los soldados romanos que conquistaron las Islas Británicas
hallaron que los druidas, sacerdotes de una orden religiosa céltica,
adoraban el muérdago, y que los sajones usaban el agrifolio y la hiedra
en las ceremonias religiosas. Todas esas cosas se incorporaron a las
costumbres navideñas.
Sin
embargo, resulta interesante notar que la primera persona que haya
encendido un árbol de Navidad pudiera haber sido Martín Lutero, padre de
la Reforma. Él introdujo la costumbre de poner velas en los árboles
para celebrar la Navidad, citando a Isaías 60:13 como autoridad bíblica
para esa costumbre: “La gloria del Líbano vendrá a ti, cipreses, pinos y
bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré
el lugar de mis pies”.