jueves, 25 de octubre de 2012

¿CUÁLES SON LAS LLAVES Y BUENAS NUEVAS DEL REINO? - Mateo 7-9


El principio de tratar a cada persona, como quiero que ella me trate, es vital en toda relación humana de la vida. Dice Covey: “Se puede comprar el trabajo de una persona, pero no se puede comprar su corazón. En el corazón están su lealtad y su entusiasmo. Tampoco se puede comprar el cerebro. Allí están su creatividad, su ingenio, sus recursos intelectuales. Hay que tratar al empleado como voluntario, tan voluntario como el cliente. Aportan voluntariamente sus mejores dotes: el corazón y la mente”. Esta es la llave: “Pedid y se os dará, llamad y se os abrirá”. Pidamos con fe y certeza que Dios contestará el pedido. Seamos prudentes para edificar en Cristo, la roca eterna, ya que ancho es el camino de la perdición, y angosta la salvación. Jesús fue admirado por su autoridad, vivía lo que predicaba.

Jesús sanó por amor: al leproso, al siervo del Centurión, la suegra de Pedro y muchos enfermos. Él no tuvo donde recostar su cabeza, pero sirvió a los oprimidos, calmó el mar y sanó a los endemoniados Gadarenos. Mateo 8 “Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 9:35)

Llamamos milagro a un acto de la voluntad divina para mostrarnos a los hombres que existen fuerzas distintas y superiores a los humanos y enseñarnos por este medio una verdad más profunda. Dios obra el milagro por su soberana voluntad y siempre nos transmite una verdad de fe. Una manifestación especial del poder de Dios. (Vila. DBI. 1981)

Recordemos que Jesús era 100% humano y 100% Dios, a él le estaban sujetos el hombre, la naturaleza y aún los demonios. Por eso él sanó a todos, y expulsó los demonios; calmó la tormenta y a una niña revivió.

El Señor llamó a Mateo, un publicano judío que cobraba impuesto. Revivió a la hija de Jairo, sanó a la mujer con flujo de sangre, un mudo habló, y Él desafió a la obra misionera orando por obreros en la cosecha. Ore y sirva.

Es vital que la Iglesia sea misionera. ¿Testifica de Jesús a los conocidos?