Las
Sagradas Escrituras están repletas de referencias al valor de esperar al Señor
y pasar tiempo con Él. Cuando lo
hacemos, la basura que hemos recogido durante las horas apuradas, atareadas del
día, se filtran, de manera parecida al cieno que se asienta cuando el río se
hace más ancho. Con la basura fuera del camino, podemos ver las cosas más
claramente y entender los acicates de Dios con mayor sensibilidad.
David
con frecuencia subrayó los beneficios de pasar tiempo a solas. Estoy seguro de
que él se familiarizó con esta disciplina al apacentar las ovejas de su padre.
Más tarde, durante los años tumultuosos cuando el rey Saúl estaba al borde de la
locura y lo perseguía por envidia, David halló que su tiempo con Dios no sólo
era un refugio necesario sino también su medio de sobrevivir.