La muerte de una persona querida, siempre trae
tristeza y pérdida; el caso de Juan el Bautista al decir la verdad; fue
decapitado por Herodes el Tetrarca, quien se divorció de su esposa para
casarse con su cuñada y sobrina. Jesús fue prudente, se apartó a
meditar en el desierto.
“Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los
cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los
bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los
discípulos, quienes los repartieron a la gente. Todos comieron
hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce
canastas llenas de pedazos que sobraron. Los que comieron fueron unos
cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños”. Mateo
14:19-21
El milagro de Jesucristo fue un acto sobrenatural, fuera de la lógica
del ser humano; no fue para exhibirse, para buscar aplausos, sino para
servir a la gente con hambre. Esto nos enseña que los milagros son para
servir, para tener compasión por los pobres y dar la Gloria a Dios.
Otro milagro fue caminar sobre las aguas del mar, Pedro lo intentó pero
su duda lo ahogó y el Señor lo rescató, para exhortarlo a tener fe.
Cristo sanó a mucha gente y llamó la atención porque los mandamientos
de Dios son para bienestar de la humanidad. Los escribas y fariseos
cambiaron la ley pues tergiversaron Nm 30:2; intentando dar la ofrenda
a Dios no ayudaban a sus padres, y eso era inmoral. Jesús los denuncia
por no honrar a Dios.
El Señor se admira ante la fe de la mujer cananea, que por su
persistencia y fe, fue concedida su petición y su hija fue sanada.
Tenga fe, Dios sana. Como sanó a mucha gente para glorificar a
Dios, y no hagamos como los “predicadores de la prosperidad” y los
ministros falsos de Dios, que son alabados por lo que hacen; mejor
alabe a Dios y ayude sin promoverse.
El milagro de los 4 mil alimentados, afirmó la fe de los discípulos y
fue para servir y alimentar a los hambrientos. Sirva a Dios y ayude al
necesitado. Ore seriamente por este Ministerio, que busca honrar a Dios.
No honre la muerte, ni al héroe, ni el milagro, sino al Señor. Mire a
Jesús, Él es el Salvador, quien perdona al pecador, a Él sea la Gloria
y el Honor...