En Juan 16, Jesús dejó al Espíritu Santo, el
Consolador, quien convence de pecado, de justicia y de juicio; es quien
“guiará a toda la verdad” y glorifica a Jesucristo, quien alienta a sus
discípulos, ya que la tristeza se convertirá en gozo, cual mujer que
sufre en su parto, pero cuando da a luz se goza. Aquí tendrá aflicción.
Jesús da paz, el mundo conflicto, confíe en el Señor.
“No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del
maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo” (Juan
17:15-16)
El Señor Jesucristo, oró al Padre para que glorifique a su Hijo, porque
él es la vida eterna; luego oró al Padre para que proteja a sus
discípulos del maligno, o sea de las influencias del diablo; y
finalmente ora para que otros conozcan al Señor y vean su gloria. La
intercesión es vital en la vida cristiana. Tenemos que orar para que la
Iglesia cumpla su misión de proclamar a Cristo como Señor y Salvador y
ser sal y luz, es decir hacer buenas obras para que el mundo crea y
glorifique a Dios.
La intercesión del Señor Jesucristo, tiene pertinencia hasta esta
época. No es llamado a un ecumenismo, sino a ser santificados en la
verdad, a ser uno en Él. “Para que el mundo crea que me enviaste”.
Más tarde el Señor fue arrestado, cuando le dio la cara a Judas el
Iscariote, le dijo yo soy y cayeron a tierra. Pedro, corta una oreja al
siervo del Sumo Sacerdote. Jesús lo calmó y sanó a Malco. Ante el Sumo
Sacerdote Caifás quien dijo a los judíos que, “convenía que un solo
hombre muriera por el pueblo”. Luego en el patio de Anás, Pedro
niega conocer a Jesús, éste es interrogado por Anás, y responde que
todo sus obras fueran públicas, el Señor es golpeado, y dice: Porque me
golpeas, enseñando que no se debe golpear al acusado. Pedro vuelve a
negar a su Maestro.
Finalmente Jesús ante Pilato, éste le pregunta si era rey, y sobre la
verdad, al punto que el mismo Pilato se convence y dice: “Yo no hallo
en él ningún delito”; pero la gente embrutecida prefirió crucificar al
justo Jesús, antes que al malvado delincuente llamado Barrabás.
Cuando oro sé que el Señor, “arregla” y aprueba la oración de fe que
honra a Dios; además, el Señor sufrió por mi causa y por eso acuda a
Él.