domingo, 28 de octubre de 2012

LA BLASFEMIA, EL LEGALISMO Y LAS PARÁBOLAS - Mateo 12-13

“A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero” (Mateo 12:32) La calumnia es una acusación falsa, hecha maliciosamente para causar daño.  El Señor Jesucristo fue acusado con malicia por los fariseos de sanar a nombre de Beelzebú o Satanás. Esta calumnia es la blasfemia contra el Espíritu Santo, que no tiene perdón.

El Señor Jesucristo sanó a un endemoniado, que pudo ver y hablar. La gente lo admiró; pero los fariseos dijeron que expulsa los demonios por medió del diablo. El Señor les reprendió diciendo, que la persona que hable en contra del Espíritu Santo, no tiene perdón. Eso es la blasfemia, atribuir las obras de Dios, al maligno, y eso no tiene perdón divino.

Jesucristo, rompió el prejuicio de la gente legalista, pues, preferían guardar el Sábado y desatar un asno, antes que ver una persona sanada. Hoy el sectario es un fanático hipócrita que no le importa si su adepto y feligrés se muere, con tal que siga la ley; hay misiones y religiones tan legalistas que se sujetan a su norma humana, antes que a la Palabra de Dios.

El Señor Jesucristo fue un excelente comunicador, supo enseñar con el poder del ejemplo, narró parábolas o relatos y dejar una lección clave. La parábola del agricultor que sembró en cuatro lugares: el camino, en las piedras, entre espinos y en buena tierra. Los tres primeros lugares representan, la mala siembra, en corazones no arrepentidos y sin raíz; y el de buena tierra es “el que oye la palabra, la entiende y da fruto”.

Las parábolas son comparaciones con el reino de los cielos. La cizaña, la mostaza, la levadura, el tesoro, la perla, la red y los odres; mensajes cortos, comprensibles con aplicaciones espirituales. El Señor fue digno de admiración por la gente; pero no de sus medio hermanos(as), incrédulos;  por eso el Señor dijo que “No hay profeta en su propia tierra”.

Sirva a Dios, haga buenas obras, a pesar de los legalistas e impíos.  Ore para edificar la Iglesia de Jesucristo.
 

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