La Escritura no manda que los creyentes celebren la Navidad – no hay ciertos “días santos” que la iglesia debe observar. De hecho, la Navidad no fue observada como una fiesta hasta mucho después de la era bíblica. No fue hasta mediados del siglo quinto que la Navidad fue reconocida oficialmente.
Nosotros
creemos que celebrar la Navidad no es una cuestión de bien o mal, ya
que Romanos 14:5-6 nos provee la libertad de decidir si queremos
observar estos días especiales o no:
“Uno
hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días.
Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso
del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el
Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a
Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios”
(Rom. 14:5-6).
De
acuerdo a estos versículos, el cristiano puede elegir legítimamente
cualquier día – incluyendo Navidad – como un día para el Señor. Nosotros
creemos que la Navidad da a los creyentes una gran oportunidad de
exaltar a Jesucristo.
Primero,
la temporada de Navidad nos recuerda de grandes verdades de la
encarnación. Recordar verdades importantes sobre Cristo y el Evangelio
es un tema relevante en el Nuevo Testamento (1 Cor. 11:25; 2 Ped.
1:12-15; 2 Tes. 2:5). La Verdad necesita ser repetida porque puede ser
olvidada fácilmente. Entonces, debemos celebrar la Navidad para conmemorar el nacimiento de Cristo y el maravilloso misterio de la Encarnación.
La Navidad también puede ser un tiempo de alabanza
reverente. Los pastores glorificaron y alabaron a Dios por el
nacimiento de Jesús, el Mesías. Se regocijaron cuando los ángeles
proclamaron que en Belén había nacido el Salvador, Cristo el Señor
(Lucas 2:11). El niño puesto en el pesebre ese día es nuestro Salvador,
el “Señor de señores y Rey de reyes” (Mateo 1:21; Apoc. 17:14).
Finalmente,
la gente tiende a ser más abierta al Evangelio durante la temporada de
Navidad. Debemos aprovechar esto para testificarles de la gracia
salvadora de Dios por medio de Jesucristo. La Navidad se trata del
Mesías prometido, quien vino a salvar a Su pueblo de sus pecados (Mateo
1:21). Esta fiesta nos provee una maravillosa oportunidad para compartir
esta verdad.
Aunque
nuestra sociedad ha reemplazado el mensaje de Navidad por lo material y
el consumismo, así como tambien por mitos y tradiciones vanas, no
debemos dejar que nos distraigan de apreciar el verdadero sentido de la
Navidad. Aprovechemos esta oportunidad para acordarnos de Él, alabarle a Él y testificar fielmente de Él.
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