Paz. Dígase usted mismo esta palabra en un susurro, y puede sentir que su
corazón se tranquiliza.
Cuando uno está en paz, uno siente una confianza
interna de que las cosas no andan desordenadas; sin que importen las
circunstancias. La mente descansa. El corazón no se acelera por la ansiedad. El
enfoque es claro.
Pero demasiado a menudo, la paz es como esa mariposa elusiva. Incluso
los creyentes la persiguen y hallan que está justo más allá de la punta de los
dedos. Tal vez la más rara de todas las virtudes, la paz real viene sólo cuando
uno decide creer en Dios y en Su Palabra.
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